¡Exigimos la interrupción terapéutica del embarazo para Aurora!
Imaginate que tenés 32 años. Que tu proyecto de
vida marcha como vos lo habías previsto: terminaste la U, tenés un
trabajo que te gusta, una buena relación pareja… y además, después de
intentarlo durante unos meses, por fin estás embarazada.
Imaginate ahora que en un segundo todo se
desmorona. Que a las 8 ocho semanas de tu embarazo los médicos te
comunican que el embrión tiene problemas muy graves. Problemas que le
impedirán vivir fuera de tu útero. No vivirá.
Imaginate además que al enorme dolor de la
pérdida, se le suma el dolor de tener que seguir adelante con un
embarazo del que nacerá un bebé muerto. Que en cada nuevo ultrasonido te
enfrentás a conocer que las malformaciones son mayores. Que mientras tu
vientre crece la gente te tocará la panza, te preguntará si ya has
pensado su nombre, si le has preparado el cuarto… Pero sabés que morirá.
Imaginate que vas a tener que pasar por un parto,
que durante horas sentirás el dolor, las contracciones… sin la esperanza
de saber que al final del esfuerzo podrás cargar a tu bebé recién
nacido, porque sabés que morirá.
Imaginátelo porque es cierto y está sucediendo en Costa Rica. Esta es la historia de Aurora, una mujer costarricense de 32 años.
A las 8 semanas de embarazo Aurora recibe en el Hospital Calderón
Guardia un diagnóstico de que indica que el embrión tiene múltiples
malformaciones incompatibles con la vida extrauterina: onfalocele,
extracelómico, múltiples quistes funiculares, escoliosis, costillas
cortas, síndrome de abdomen-pared con presencia de órganos internos
tales como hígado e intestinos fuera del cuerpo y presentado disminución
del líquido amniótico.
Todos los controles realizados posteriormente -aproximadamente 5- han
confirmado este diagnóstico y la inviabilidad del embarazo.
Ya poco después de la primera cita médica Aurora padece fuertes
dolores en el bajo vientre y en la columna que le impiden trabajar. Las
circunstancias del embarazo están afectando seriamente su salud física y
emocional:
“conforme avanza el tiempo el sufrimiento se
ha ido haciendo muy fuerte: inclusive difícil de tolerar en muchas
ocasiones. Aunado esto al dolor físico, el estrés y el sufrimiento ante
la noticia de la inviabilidad de mi bebé, me han provocado tristeza
constante, depresión, estrés severo, insomnio, pesadillas, depresión,
llanto continuo, ...”
Aurora ha solicitado en reiteradas ocasiones que se ponga fin a su
sufrimiento. Sin embargo, profesionales de la salud y de autoridades
médicas le han negado repetidamente su derecho a una interrupción
terapéutica del embarazo. Esto, a pesar de que la recomendación médica
apunta en esa dirección y de que algunos de los profesionales que la han
atendido han señalado que así se haría en otros países más “avanzados”.
Por ello, Aurora deberá llevar el embarazo a término, a pesar de los
graves daños físicos y emocionales que ello puede provocarle.
Solicitar la interrupción terapéutica del embarazo para Aurora es
solicitar que se cumpla con la ley. El Código Penal costarricense en su
artículo 121 señala que no es punible el aborto practicado con
consentimiento de la mujer por un médico o por una obstétrica
autorizada, cuando no hubiere sido posible la intervención del primero,
si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud
de la madre y éste no ha podido ser evitado por otros medios. La
interpretación restrictiva y moralista de esta disposición no sólo está
poniendo en riesgo la salud de Aurora, sino que además la está
sometiendo a tortura.
Aurora tiene en este momento un embarazo de aproximadamente 25 semanas. Exigimos que pueda acceder de manera inmediata a una interrupción de su embarazo mediante una cesárea. Alto a la tortura.